El sindicato constituyó en sus orígenes el centro predominante de la vida laboral y aún social de los trabajadores. Ya en la óptica de los influyentes socialistas británicos Sidney y Beatrice Webb se visualizaba el sindicato, a principios de siglo, como a la institución que aglutinaba a los trabajadores con el fin de obtener, a través de la unión, mejoras imposibles de alcanzar por la acción individual de los trabajadores. Sin embargo, no existe unanimidad, y ni siquiera consenso, respecto de qué es en realidad un sindicato. Los criterios han variado en el tiempo y, en algunos casos, incluso han sido contrapuestos. El punto de vista más razonable parecería ser el de definir al sindicato en relación con la actividad que lleva a cabo. Y es aceptado por la mayoría que la principal actividad del sindicato es la negociación colectiva. En tal sentido, se aceptaría que son sindicatos aquellas organizaciones que desarrollan su defensa del bienestar de los trabajadores mediante un proceso de negociación colectiva. Sin embargo, aun dentro de este enfoque han surgido controversias y debates respecto del efecto que tendría la acción sindical sobre la economía y la sociedad en un sentido amplio.